miércoles, 9 de septiembre de 2009

Cuando el péndulo se detiene

El agua golpea los cristales, lo quisieran romper.

Miramos temerosos cada gota, nos miramos con miedo a que el hechizo desaparezca.

Pero aquí: yo junto a ti, tú junto a mí, todo es distinto.

Quizás por el embrujo de la noche, quizás por el alcohol; no lo sé, y tú tampoco quieres saber…

Nuestras miradas se cruzaron en aquel viejo reloj de pared.

Las manecillas nos señalan con descaro, y así están desde hace tiempo. ¿Sabes por qué?

No se mueven, no se quieren mover.

No sé cuánto tiempo llevo aquí, quizás días, quizás sólo minutos. ¿Lo sabes tú?

Me pregunto si acaso hubo un antes y me horroriza el después…

Ahora escondo la llave, para que no la encuentres, no le des cuerda a la máquina…

Déjala así.